miércoles, 10 de abril de 2019

La condena de Tántalo


En mi humilde opinión hace falta estar más que tonto para desafiar a los dioses, pues bien; eso es precisamente lo que el protagonista hace en este mito.

Tántalo es un hijo de Zeus que aparte tiene la suerte de ser protegido de los dioses, no solo de su padre. Por eso mismo comienza a convivir mucho con los eternos (nombre dado a los dioses gracias a su condición inmortal) y es por esta familiaridad que comienza a adquirir con ellos que cada vez son más grandes y directas las faltas cometidas contra ellos.

Seguro de que puede burlarlos y bestializarlos,  Tántalo es capaz de matar a su propio hijo con el fin de dárselo de comer a los dioses, pero con lo que no contaba es con que estos seres divinos apenas ver el platillo se dan cuenta de la sucia treta del semi-dios y lo castigan de una manera atroz.
Lo mandan al tártaro, donde sentirá un hambre tan voraz que le corroa las entraña, y sed que queme su garganta, y jamás será capaz de aplacarlas.

Eso es solo la primera parte de este libro, en la segunda mitad nos cuentan como los dioses vuelven a la vida al hijo que Tántalo mato y como este queriendo huir del pecado que cometió su padre, al final hace algo que vuelve a ofender a uno de ellos.

Parece que hay estirpes que de plano están malditas y no importa lo que hagan para enmendar sus faltas, no podrán huir de la furia de los dioses.

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