Una noche tiene un pequeño altercado donde rescata a una preciosa perrita pero justo en ese momento un rayo les cae a ambas. Al despertar la vida de Jessie ha cambiado completamente ya que ahora no es humana, ella esta en el cuerpo de Zoe y Zoe esta en el suyo, así que juntas tendrán que ayudarse para salir de este problema.
El primer error que le encontré a este libro fue que al querer abarcar tanto la voz de Jessie como la de Zoe sentí que no las conectaba muy bien. Y es que en un principio la autora hace ver que Zoe es una perrita que casi actua por venganza y con presunción y eso está completamente fuera del concepto que yo tengo de un animal tan noble y amoroso como o es un perro. Por suerte pronto cambio esa percepción y vi que Zoe actuaba por puro instinto y sin malicia, ajena al mal que existe dentro de las personas pero conforme ella misma es una persona se va convenciendo de que la maldad existe y no todos los humanos son buenos lo cual es algo triste de ver, una triste realidad.
En momentos se vuelve un poco lenta y parece que no ocurre gran cosa y tal vez así sea, pero enfoquemonos en la relación de Jessie y Zoe que conforme va pasando el tiempo y comparten tantas cosas juntas la relación entre ambas se vuelve entrañable.
Lo único que me molestaba un poco era Zoe, era como una niña pequeña en el cuerpo de una adulta y eso me daba ternura pero también me resultaba exasperante. Es tanto su deseo de ayudar a su amiga (Jessie) que comienza a tomar desiciones por ella que no le corresponden pero finalmente comprendes que su actuar es llevado por su ingenuidad.
Un buen libro entretenido pero que no llega a mas.
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